miércoles, 18 de julio de 2012

                                            Historia del mantel 

 Aunque los manteles fueron usados desde tiempos remotos, no se tiene mucha información acerca de sus usos.

Los galos y romanos usaban manteles de lino, algunas veces de colores. Los invitados llevaban sus propias servilletas que eran colocadas cerca de sus sofás y que se usaban para llevar los sobrantes de sus comidas.
La importancia de las comidas en la tradición judeo-cristiana contribuyó significativamente al desarrollo del mantel.
Fue en la edad media que los manteles cobraron importancia y se utilizaban frecuentemente. Se convirtieron en objeto de genuina veneración, debido a que eran una marca de nobleza de los lores y solo se compartían con personas del mismo rango. La mayoría de los manteles eran decorados con bordados y flecos. Al mismo tiempo que simples manteles aparecían, por ejemplo en algunas tabernas, la gente limpiaba sus manos en un largo pedazo de tela puesto en el borde del mantel.

El siglo XV vio el surgimiento del “touaille”, el ancestro de la servilleta. Esto era una larga tira de material de más de 13 pies de largo, doblado en dos sobre una varilla y pegado a la pared como una toalla. Esto no era utilizado con frecuencia.
La servilleta como la conocemos hoy, data del siglo XVI, pero era bastante larga. Era elaborada con lino de damasco y pronto se volvió popular su uso.
Para esta época estaba de moda doblar manteles y particularmente las servilletas con forma de pájaros, animales y frutas. Esta tradición perduró más de 200 años.

Hasta el siglo IXX, los manteles y las servilletas eran usualmente de damasco, un material con idénticos motivos tejidos por delante y por detrás, el nombre damasco proviene de la ciudad con el mismo nombre en Siria. El damasco de seda era famoso, exportado de Persia y después de Venecia por largo tiempo. Es entonces cuando los países del norte de Europa, careciendo de materiales sin refinar, inventaron el damasco de lino, que fue muy popular hasta comienzos del siglo IXX.
El arribo del algodón revolucionó el damasco. Debido a la suavidad del material su producción gradualmente se industrializó. La tradición de doblar servilletas desapareció gradualmente y el tamaño disminuyó.

En el siglo XX el color comenzó a usarse en las mesas. En un principio los manteles eran de colores pasteles, para pasar luego a colores oscuros y brillantes. Las servilletas igualmente comenzaron a hacer juego o contraste con los manteles.
Luego de un período minimalista, donde los manteles y servilletas nuevamente volvieron a ser blancos, vuelven a utilizarse colores en las mesas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario